jueves, 11 de diciembre de 2014

Amsterdam: Canales, cerveza, patatas, Bistro Neuf y Pulp Fiction

Buenas a todos.

Amsterdam lo cruza más de 1000 canales
Quedaba pendiente nuestro paso por Amsterdam y Londres durante mis vacaciones. Así que por orden cronológico empezaremos por la capital holandesa, Amsterdam.

Si he de ser sincero, tras el paso por Madrid y habiendo hecho ya un par de estropicios como fueron Triciclo y Santceloni, la idea era ir bastantes más tranquilos en Amsterdam y dedicarnos a disfrutar de la ciudad, sus bares y la cerveza, con lo que la cocina pasó a un segundo plano. Aunque si uno se informa un poco se encuentra grandes restaurantes de referencia con hasta 6 restaurantes con 2 estrellas Michelin, como el Bord´Eau (si hacéis paseo en barca por los canales pasaréis al lado, y la cocina no lo sé, pero la ubicación es inmejorable) o Ciel Bleu. 

Así pudimos probar las conocidas patatas con mayonesa de Vleminckx, en la que la gente hacía una cola de 1 manzana. Y realmente merece la pena la espera, y rememorar la escena de Jules y Vincent en Pulp Fiction y el cuarto de libra con queso.




las mejores patatas fritas de Amsterdam


Siguiendo las indicaciones del amigo Vincen, no dejamos de probar un coffeshop, el más mítico y antiguo de Amsterdam, el Bulldog. Si nosotros teníamos El Bulli, ellos tienen su cadena de coffeshop inspirados en esta raza canina.

Bulldog
Y también lo dice Vincen en el diálogo, la cerveza está en todas partes, pero si queremos escapar de Heineken, acercaos hasta el viejo molino que es una fabrica de cerveza artesana que distribuye a toda la ciudad, la Brouwerij´t IJ, un templo de la cerveza artesana con hasta 25 tipos diferentes, en base a maltas y fermentaciones, con una IPA bastante potente saliendo de la lager que es la Heineken. Tienen una degustación de 6 cervezas en vasos pequeños, nosotros tiramos de vaso normal...

Brouwerij´t IJ
Molino cervecera Brouwerij´t IJ

Pero aunque no sea santo de mi devoción, la fábrica de Heineken, al igual que la de Guiness en Dublín son de visita obligada. Una experiencia muy completa que explica a grandes rasgos la elaboración de la cerveza y hace hincapié en la larga historia de la fábrica (cumple 150 años), para terminar bebiendo un par de cervezas a cambio de las chapas de tu pulsera. Es dinero bien invertido, porque realmente aunque no te guste la cerveza es casi un parque de atracciones.

Heineken
Pero si que es verdad que uno siempre se reserva un día para comer algo más especial, tras haber probado kebaps, italianos, y bocaterías decidimos que nuestro último día lo haríamos en Bistrot Neuf, galardonado con un Bib Gourmand. Un Bistrot elegante pero desenfadado (muy de moda ésto en todos sitios), con carta de platos de corte francés y con precios bastante asequibles a lo que es Amsterdam.

Optamos por caracoles y paté casero para compartir, caracoles de buen calibre, con salsa de aceite ajo y perejil, que quizá se secó demasiado tras pasar por el calor del micro, un paté fresco bastante suave pero bastante bueno a la vez. De capricho pedimos 1/2 docena de ostras, bastante buenas por cierto, y para terminar perdiz con polenta frita, crema de ciruela y cebolla caramelizada, un plato más consistente, aunque escaso, la perdiz estaba un poco pasada de punto a mi gusto. De postre Cremme caramel con helado de avellana.

Caracoles

paté casero
perdiz con polenta crema de ciruela y cebolla caramelizada
Creme Caramel con helado avellana
Lo mejor que ofrece este local es la variedad de vino con la que cuenta, en esta ocasión un blanco de Burdeos de Sauvignon Blanc y Semillon, acidez, mineralizad por la SB y un final con dulzor por la Semillon (uva característica de vinos de Sauternes).

Montravel, Chateau Puy-Servain, Marjolaine 2012
El servicio, aunque intentaba estar atento, era muy disperso, y por ejemplo la comanda de las ostras quedó en el olvido hasta en 2 ocasiones. No había prisa por nuestra parte, pero tampoco era cuestión de esperar a las ostras para el postre, y llegaron tras los caracoles y el paté.

Una experiencia muy desigual y con sabor agridulce, esperando algo más de lo que allí ofrecen, y la guía roja garantiza.
A la salida de Van Gohg Museum.

Aún así nos llevamos el gran recuerdo de esta ciudad tranquila, donde cambian el claxon por el timbre de la bicicleta, en la que el stress lo percibes como secundario, de ventanas sin cortinas y simbiosis con los felinos. La ciudad de Van Gogh, un pobre desgraciado que dio maravillas al mundo en forma de lienzo, y cuyo museo es sin lugar a duda el más emotivo que he visitado, una ciudad que sobrevivió a una trágica 2ª guerra mundial con la memoria de Ana Frank presente para no olvidar la barbarie, y en la que no hay mayor placer que tomar una cerveza en una terraza contemplando cualquiera de sus canales.

amigos felinos en un bar de crepes.

Un beso para vosotras y un abrazo para vosotros

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