miércoles, 24 de junio de 2015

Kabuki Abama, la unión de Japón y Tenerife.

Kabuki Abama de Dani Franco.

Si Erlantz Gorostiza, lleva a las espaldas el nombre de un grande como Berasategui en MB Abama, oír Kabuki es sinónimo de Ricardo Sanz y la cocina fusión "japocañí" o sin ser tan horteras la unión de la cocina japonesa con la española, pero no precisamente la más castiza.

Como bien sabemos la cocina japonesa tiene un elemento primordial por encima de otros tipos de cocina, el producto. Así pues siguiendo esta filosofía, el grupo Kabuki, con Dani Franco al frente de Abama, aplica la excelencia del producto no sólo al pescado, si no a todos ellos y a su entorno, y Canarias tiene una idiosincrasia particular con un recetario propio.

Kabuki es de largo el restaurante estrella más informal que he pisado, tanto en Madrid, como Valencia y en esta ocasión Tenerife, a pesar de estar el Ritz-Carlton por medio. Y esa informalidad también rompe con la rectitud ceremoniosa que se asume a los japoneses, y hace también más divertida la velada.

Decidimos no complicarnos la vida y pedir el menú del chef que se presenta en varios pases, iniciando unos aperitivos, posteriormente cortes de pescado (usuzukuris), luego una elaboración caliente de pescado para continuar con una selección de nigiris y terminar con los postres.

Empezamos pues con los aperitivos al centro con la berenjena frita en aderezo de miso, mantecosa y dulce, guarnecida con cherry braseados, aportando acidez, edemame con goma-dare, estas judías se comen como pipas, pero mojadas en la espuma de goma-dare (salsa de sésamo) se convierte en un vicio aún superior, gyu-shoga, caldo de ternera wagyu templado con verduras, muy sabroso, pero quizá la carne muy cocida (quizá por no comerlo a tiempo) al ser tiras muy finas, ensalada de alga con pepino y jurel ahumado, platazo fresco y marino, y el jurel con un ahumado bien presente y fresco en la boca y terso en textura y para finalizar aperitivos, las navajas con yuzu, para mi gusto el mejor de los aperitivos, muy bueno el punto del ácido del yuzu junto con la textura melosa y el sabor de la navaja.

Navaja con yuzu
Judias de soja con goma-dare (salsa de sésamo)
usuzukuri ventresca de atún con pan y tomate
Seguimos con los cortes de pescado, los usuzukuris, cortes muy finos, prácticamente como un carpaccio, con diferentes aderezos. El primero de ellos era corvina con adobo gaditano y harina frita, emulando la típica fritura andaluza, seguido de cabracho a la bilbaina y terminando con ventresca de atún con pan y tomate. Muy agradable el crujiente de la harina frita dándole además más consistencia al conjunto de ese corte tan fino del pescado, los puntos picantes suaves de la bilbaina con el cabracho muy de agradecer, y la nueva versión del atún me resultó más sabrosa que la que probé años atrás en Madrid, no cabe hablar de la excelencia de los pescados porque se da por supuesta, y la foto del atún creo es buen reflejo de ello.

Seguimos con el pescado del día, en este caso salmón con crema de espárrago blanco y crujiente de piel, un buen conjunto quizá algo graso en boca, pero para aliviarlo teníamos el champagne.

Después la selección de nigiri, en 2 tandas, una primera tanda de corte más tradicional exceptuando un corte con velo ibérico, de los cuales el principal protagonista fueron todos ellos por el excelente arroz del que estaban formados, el mejor arroz que he probado en España sin lugar a duda, aunque si eligiera uno me quedaría con el de vieira. La siguiente tanda es más reflejo de esa fusión, usando el huevo y la trufa, la hamburguesa o la gamba a la plancha (que gusto da chupar la cabeza), se mantiene obviamente la calidad del arroz.

Nigiri
Lamentablemente hay que terminar el menú y llegan los postres. Y qué decir, pues geniales como el resto de la cena. Empezando con una variante de pre-postre con una tortilla de langostino, un sabor curioso entre el dulce con el sabor del langostino, tan curioso como agradable, y una textura sedosa y esponjosa, seguimos con unos postres más al uso con una panacota de té verde cremoso y muy bien equilibrado el amargor del té, una tarta de queso más que notable para terminar con un clásico e insignia del grupo Kabuki como es el cremoso de chocolate blanco, gelatina de yuzu y frutos secos garrapiñados.
Tortilla de langostino
Cremoso de chocolate blanco con gelatina de yuzu y garrapiñados

Para beber tiramos a las burbujas con un Drappier Rosé Brut (71€) siguiendo consejo de Sumiller, que también nos aconsejó en caso de no optar por champagne, por alguno de la amplia lista de Riesling alemán. Una carta que se mueve por un 100% el valor sobre PVP.

Cocina divertida, sabrosa y sorprendente, una cocina japonesa que sin ser purista es donde mejor y más he disfrutado, tomando el mejor arroz de nigiri hasta la fecha en España y con los trabajos de unión con la fritura andaluza por ejemplo o la vizcaina, de cítricos como el yuzu en la navaja y una versión mejorada del pan con tomate con respecto al que pude probar años atrás en Wellington que la supera. Si tuviera que poner algún punto negativo sería la poca presencia en este menú de unión con la cocina canaria, pero como digo es en este menú en particular, seguramente en otras ocasiones sí que esté más presente esta fusión o con sólo pedirlo no me extrañaría que se introdujera algún cambio para cumplir ese capricho.

Se suma la buena sintonía muy distendida con Javi, nuestro camarero, un auténtico fenómeno que potenció aún más el buen ambiente generado en nuestra mesa y aderezado por las copas que iban cayendo de Champagne.

No es de extrañar que en una de sus visitas a Tenerife con Martín Berasategui, David de Jorge pasara 3 noches seguidas cenando en Kabuki para poder probar la mayor variedad posible de la carta, porqué si yo pudiera, hubiera hecho lo mismo por todo lo que he comentado, cocina, bebida y excelente trato. Una informalidad muy bien entendida en un restaurante de esta categoría que hace que no duela pagar el peaje de la cuenta al salir.

Para mi, visita obligada para todo aquel que una de sus aficiones sea la cocina japonesa y le guste salirse de la ortodoxia.

Un beso para vosotras y un abrazo para vosotros.




Berenjena frita con aderezo de miso y Gyu-Shoga


Ensalada de alga y pepino con jurel ahumado


Usuzukuri corvina con adobo gaditano y harina frita

Usuzukuri cabracho con bilbaina


Salmón con crema de espárrago y crujiente de piel bacalao

Nigiri


Pannacota de té y tarta de queso



Atún con pan y tomate en Wellington 2012


Cremoso chocolate blanco y gelatina de yuzu en K.Wellington 2012

jueves, 11 de junio de 2015

M.B Abama. Lasarte toma el sol.

Entrada
Buenas a todos. Tras un parón de experiencias vienen las vacaciones, un momento ideal para recuperarlas. Durante lo que fue una escapada a la isla de Tenerife tuve la oportunidad de reencontrarme con la alta hostelería con restaurantes como el que comento, MB Abama, la representación en las islas de la cocina del cocinero más laureado hasta la fecha, Martín Berasategui. Muchas ganas tenía de conocerla, aunque fuera en la distancia, con el sol del Atlántico de por medio y a temperaturas mucho más apacibles que las que discurren por el norte de España.

Erlantz Gorostiza capitanea este proyecto isleño, con plenos poderes sobre la carta, aunque sin duda bajo la supervisión de Berasategui , donde Erlantz viaja cada temporada para conocer los nuevos platos que se realizan en la casa madre en Lasarte. Pero si es verdad que hay unas líneas en la cocina en el local de Tenerife que no se pueden cruzar derivado de donde se encuentra ubicado el restaurante, Ritz-Carlton Abama, un complejo hotelero cuyo mayor volumen de ocupación viene del extranjero, y los foráneos tienen sus manías, como una aversión superlativa hacia la casquería, lo que limita en parte la oferta que se pueda dar al cliente nacional o que sí les gustaría poner en carta a Erlantz y Martín. En contrapartida tiene un valor importante el trabajo en Canarias, y es el trabajo con mucho producto local, sobretodo en lo que huerta se refiere (la adquieren a una finca muy próxima al hotel), aunque sin renunciar a productos que conservan la identidad de un trabajo artesano aunque estén en la distancia.

Así pues la cocina que ofrece M.B Abama es una cocina de plena inspiración vasca con espárrago blanco, merluza, perritxico... y juegos ácidos tropicales. Acompañado de una excelente atención en sala que cuida los detalles y un buen asesoramiento en vino, aunque los precios sean bastante elevados.

Un menú de 20 platos, con un buen estudio progresivo y con bonitos efectos visuales, aunque sean siempre conocidos, como la bruma y el hielo seco, y algunas inspiraciones en clásicos modernos de Quique Dacosta.

Así empezamos con aperitivos, desde crujientes a steak tratar, pasando por un whisky sour, una fresa caipriña, una versión de la tortilla de patata, salmón marinado y un buñuelo semilíquido de bacalao y piñones. Un repertorio que casi pudo suponer la cena en si mismo, no por cantidades, aunque casi, pero sí por un recorrido palatal extenso por los 5 sabores, y contrastes de temperaturas muy patente en el whisky sour de fruta de la pasión en diferentes temperaturas y texturas. Sobresalientes el bocadillo de tortilla en un airbag de pan y el tartar en cucurucho de queso con caviar de arenque, un aderezo picante justo y una sabrosísima carne.

Steak Tartar en cucurucho de queso

Bocadillo de tortilla, salmón y buñuelo bacalao
mantequillas, natural, hongos, pimentón, remolacha
Los aperitivos los pude acompañar con un palo cortado Tradición 30 años y una primera copa de As Sortes.

Y así pasamos al Menú Chef, empezando con una espectacular y efectista vajilla para presentar la ostra tibia ligeramente escabechada con granizado de sake de pepino, chalota encurtida y bruma marina (efecto de hielo seco) y seguir con el ceviche de pescado blanco (corvina) con kumquat, maiz tostado y boniato a la parrilla, un sabor que supone un viaje al pasado y los ceviches originales peruanos que he probado con anterioridad, luego cambiamos a un plato mas untoso para combatir la acidez y picante previo con una gelatina trufada sobre crema untosa de foie, toques dulces y salados, imposible no encontrar similitudes con cubalibre de foie de Dacosta (Erlantz realizó parte de su formación en el antiguo Poblet de Denia, junto con Ricard Camarena), aunque sean completamente diferentes en sabores, un plato realmente bonito.
Gelatina trufada sobre untoso de foie

Espárrago blanco sobre espuma de perritxico
Cordero lechal sobre estofado de lentejas
Y de ahí, a uno de los más grandes de la jornada y del año, espárragos blancos sobre una espuma ligera de mahonesa de perritxico y virutas de jamón, en la que sólo el crujir del espárrago era un placer, con ese sabor tan propio y que con la cremosidad de la espuma hacía una gran conjunción, para este plato hubo un cambio de copa con un Viura envejecido, dando toques similares a los finos. De ahí pasamos a Perlitas de hinojo en crudo, en risotto y emulsionadas, sabor muy particular también el del hinojo, un buen trabajo de texturas, pero quizá el risotto excesivamente intenso con toques muy salados a mi parecer. Seguimos con otro de los grandes de la jornada, Yema de huevo de corral bañada con una carbonara de hierbas, velo untoso, toques de remolacha y queso, coronado con una lámina de trufa, el calor del plato aumentaba los aromas trufados, y luego esa untosidad de la yema, con la carbonara, el juego de las hierbas y el frescor de la remolacha hicieron un estupendo conjunto. Dentro del mundo salado quedan pescado y carne, con una merluza infiltrada con su pil-pil al limón, polvo de té ahumado y verduras de primavera regado con americana traslúcida y el rulo de cordero lechal glaseado sobre estofado de lentejas aderezadas con raz el hanout y raviolis de calabaza, un auténtico festival carnívoro con un cordero que era auténtica mantequilla (mención a parte merecen las 5 mantequillas que nos sirvieron, junto con unos excelentes panes) para pasar así al dulce, con un merengue seco con globos de aceite de oliva y sobre ello gajos de naranja y clavo, seguido de limón en diferentes texturas, crema de sus gajos, merengue seco de su piel, falso limón relleno de sorbete de champagne y regado con su zumo infusionado en albahaca, un conjunto de muchos elementos que era un torbellino de ácidos y aromáticos para terminar el menú con Esponja helada de chocolate sobre bizcocho de avellana, helado de café y granizado de whisky, un contundente postre para terminar un contundente menú, no sólo en cantidades si no en sabores, un gran recorrido constante por los sabores definidos y los juegos de texturas y temperaturas.

Limón en diferentes texturas
Bien es verdad que yo soy más minimalista y me gusta más el trabajo sobre 3-4 sabores, quizá por mi simpleza de registros, y porque pierdo ingredientes por el camino, pero es verdad que el conjunto de todos ellos en este menú hicieron que cada bocado fuera redondo, excepto en mi caso, con el plato de risotto de hinojo.

Por otro lado hay 2 elementos que hacen que este local sea aún más grande que su cocina, y éste es el equipo de sala, acorde con la política del hotel, la amabilidad se da por supuesta, pero aquí van un punto más allá, por una muy buena coordinación teniendo el local casi lleno tanto en el local como en la terraza, el cuidado de los detalles como la minuta personalizada o un detalle tan simple como acordarse de nuestra llegada al hotel 2 días antes. Son detalles que conquistan.

Por otro lado, Joan, sumiller, nos asesoró perfectamente, participando también y haciendo más interactivo el ir probando alguno de los vinos que, fuera del As Sortes que pedimos, nos fue sacando a consideración propia para ir jugando y haciendo nuestros maridajes en contraste o continuación. Muy didáctico y muy de agradecer. Me quedo con grato recuerdo de un vino local, Trenzado de Suertes del Marqués. Como única pega los precios están bastante altos, pero por otro lado tuvieron el bonito detalle de no cobrarnos algunas de las copas que salieron para hacer comparativas.


Tras la cena, distendida charla con Erlantz Gorostiza, que tuvo la santa paciencia de aguantar todas nuestras preguntas y discutir sobre lo humano y lo divino de la profesión, desde la política Km.0, hasta el abastecimiento del restaurante, la política del hotel y de los tiempos en Poblet, como todo el equipo, una seña de identidad es una gran cercanía y simpatía.

Gran recuerdo que uno se lleva a la mochila de memorias gastronómicas, un lugar más que aconsejable, y que casi es de visita obligada si no fuera porqué aún no conozco Martín Berasategui en Lasarte, pero que espero no tardar visto lo visto, comido lo comido y vivido lo vivido.

Un beso para vosotras y un abrazo para vosotros.




Snack
Diferentes láminas de pan


Fresa de Caipiriña

Sour de fruta 2 temperaturas

Ostra sobre bruma marina

Ceviche



Hinojo


Yema con carbonara de hierbas


Merluza con americana translúcida


Merengue y gajos de naranja y clavo




Esponja helada de chocolate sobre bizcocho de avellana

Petit Four